GABRIEL LLABRÉS

Joven mallorquín, formado en Ingeniería técnica agrícola (especializado en hortofruticultura y jardinería) en la Universidad de las Islas Baleares (UIB).

Siguió sus estudios realizando el Máster universitario de Paisajismo de la Escuela técnica superior de Arquitectura de Barcelona (UPC).

A día de hoy, es el paisajista colaborador del centro de jardinería Llabrés.

La vocación por las plantas me viene de familia, son ya cuatro las generaciones con el apellido Llabrés que crecen en contacto con las plantas. Siempre me sentí cómodo realizando tareas gráficas de diseño mediante las nuevas tecnologías, seguramente de ahí proviene el hecho de recurrir a la jardinería como medio creativo.

INSPIRACIÓN – ESTILO

Nuestra fuente de inspiración a la hora de plantear un jardín procede de los entornos naturales de la isla de Mallorca, la vegetación silvestre junto a los senderos cuando realizamos una excursión a la sierra, los arbustos podados tipo rastrero por los vientos abrasadores de la costa, la garriga de acebuches, carrizo y palmitos, los campos de cultivo de olivos, algarrobos e higueras, etc.

No para copiarlos, sino para recoger esos elementos que nos transmiten espontaneidad, elegancia y sensación de libertad, haciendo despertar en nosotros el sentimiento de estar en la naturaleza e integrando así la arquitectura en el paisaje. El propósito es alentar a los propietarios de nuestros diseños que disfruten y aprecien el lugar donde viven, creando una conexión más fuerte entre ellos y el paisaje.

 

Equilibrio, unidad y simpleza son las bases de la composición de un diseño sin grandes excentricidades, donde el manejo de los espacios, los materiales naturales y sobre todo, la vegetación son nuestras herramientas. Juntando la naturaleza, la cultura, la arquitectura y las personas conseguimos un jardín único y diferenciado para cada proyecto.

Único

El estudio apuesta por el uso de plantas autóctonas, las cuales nos aportan una mayor sostenibilidad y son capaces de conectar el jardín a nuestro paisaje y nuestra cultura. No obstante, no renunciamos al uso de especies exóticas si estas tienen un valor añadido que ofrecer.